Catando los vinos de Craven Wines
Mick y Jeanine Craven suponen un soplo de aire fresco viticultural en Stellenbosch.
Ayer viernes tuve la oportunidad de acudir a una cata en Mistral con Mick Craven, de Craven Wines. Mick co-dirige este proyecto junto con su mujer Jeanine (ella es quien de verdad lleva la voz cantante) en Stellenbosch.






Él es Australiano y ella Sudafricana. Ambos estudiaron enología y se conocieron durante una vendimia en California. Después de viajar mucho, decidieron establecerse en esta parte del mundo en 2010 y crear Craven Wines con una filosofía muy clara: La de elaborar vinos varietales parcelarios, para dejar que sea el viñedo el que hable a través de la copa.
La fama de Stellenbosch es la de darnos vinos opulentos, cálidos y bastante potentorros. Es por esto que apuestan por marcarse vinos de corte más fresco, con menos extracción y de menor grado alcohólico (recogen algo antes la uva), buscando la expresividad de la fruta y el trago largo. Esto es lo que pasa en otras regiones como Swartland, donde un puñado de jóvenes viñateros (gente como Donovan Rall, David & Nadia, o Jolandie Fouché) llevan ya años trabajando en esta línea y posicionando la región como una de las más interesantes para hacer vinos top en SA.
Por ello, puede parecer extraño que quisiesen establecerse en Stellenbosch, pero resulta que la familia de Jeanine es de aquí. Desde el primer minuto se pusieron a buscar viñedos especiales que habían quedado un poco denigrados y en el olvido, ya que la convinación de viñas viejas, las exposiciones en las colinas más bajas y cercanas a la costa y el perfil de los suelos sobre los que estaban eran los ingredientes base perfectos para hacer vinazos y empezar a refinar la calidad de los vinos en esta región.
Trabajan ellos mismos el viñedo, pero estos no son en propiedad, sino que los tienen arrendados. Lo único que plantaron fue el Pinot Gris, por impulso. Es más un “vino de bodeguero” que un vino de terruño, fruto de un capricho personal, algo más “egoísta”.
Aunque hay pequeñas diferencias entre los suelos de cada viñedo, el secreto detrás de los vinos de Craven es el granito predominante, ya que es lo que les permite crear vinos tensos y vibrantes, capaces de plasmar esa influencia costera (el Atlántico está a unos 10km) que llega en forma de brisas a estos viñedos situados en las colinas más bajas de la región, lo que hace que esta parte de Stellenbosch no sea una olla de calor como en las partes altas más montañosas.
Siguen los principios de la mínima intervención, tanto en viña como en bodega, trabajando el vino de la forma más natural posible (sólo añaden bajas dosis de sulfuroso al embotellar). Su producción total está en torno a las 50.000 botellas anuales.
Catamos 5 de sus vinos, todos ellos de la añada 2021, exceptuando la Cabernet Sauvignon, que era del 2019.





1. Chardonnay, 2021
El viñedo del que proviene está a unos escasos 5km del Océano. Esta Chardonnay se elabora enteramente en cemento para preservar un carácter brillante y punzante. El vino se presenta sutilmente reductivo, con un aroma a cerilla recién apagada que no esconde su naturaleza cítrica (piel limón) y floral. Cuando coge temperatura le sale algo de albaricoque y un deje a salvia. Amplio pero dinámico. Buena tensión y textura. Una Chardonnay que merece mucho la pena, súper fina.
2. Pinot Gris, 2021
La Pinot Gris es una variedad con una piel bastante oscurita (“tintea” bastante si la dejas madurar) por lo que no tenía sentido el no usar la pieles (fermentando con ellas, 5/6 días de extracción) para dar vida a una Pinot Gris que en Craven consideran más un tinto ligero. Se despalilla y se fermenta en cemento, donde se deja criar con sus lías finas. El vino se sirvió algo frío de más, por lo que se presentó con un perfil austero, más de té negro y hoja seca, pétalo de rosa y piel de naranja flambeada (ese punto amargo). Amplio, glicérico, con frescura pero sin ser tenso (más para consumo inmediato). Cuando gana temperatura le sale algo de confitura de melocotón y membrillo fresco. Para beberse una copa porque el vino es interesante, pero si tuviese que beberme una segunda ya se me habría hecho algo pesado.
3. Cinsault, 2021
Normalmente, la Cinsault, es una variedad que, en Sudáfrica, se pierde dentro de los vinos de mezcla. Sin embargo, si llegó a SA hace unos 200 años y se plantó por todos lados es porque es una variedad que puede adaptarse bien a condiciones muy pobres (mucho calor, suelos drenantes de granito, bajos niveles de lluvia…). Lo único, que como no era una uva que diese mucha concentración, muchos la consumían más como uva de mesa.
Para hacer esta cuvée, el vino nace de una viña de 60 años de edad, que va a ayudar a que la Cinsault nos gane algo más de concentración. Este es uno de los viñedos más próximos al océano y el vino se trabaja de la misma manera que la Pinot Gris. Le sale una fruta roja madura (frambuesa, fresa, mirto) muy marcada, con especias (pimienta, clavo, enebro). No es tan ligero como otras Cinsaults ya que tiene algo más de peso, pero sigue siendo etéreo y con muy buena fluidez. Muy expresivo, me gusta bastante.
4. Syrah, The Firs Vineyard, 2021
Esta Syrah se trabaja en roble viejo, normalmente formatos algo más grandes que una barrica normal, con unos 5/7 usos a sus espaldas. A ciegas te diría que es bastante pirazínico para ser Syrah. Tiene ese deje a pimiento verde asado (puede deberse a que la fruta se ha recogido algo temprano para mantenerla en 12.5% de alcohol y que no se caiga la acidez). Cuando se abre va perdiendo esa parte vegetal y le sale más la especia, un punto a humo, carne curada, y a paté de olivas. Esta es la única viña en donde predominan los suelos de arcilla por lo que se nota una boca algo más anchota, pero sin perder esa gran fescura que tiene. Viva. No le sale tanto el carácter mineral pero está muy pulida. Entera y seductora.
5. Cabernet Sauvignon, 2019
Esta Cabernet respeta la misma forma de trabajo que se sigue para elaborar la Syrah. Han querido marcarse un tinto que encajase con el resto del proyecto, por lo que han buscado hacer una Cabernet como se hacía en los 90 (menos grado, 12.5%, y extracción). La verdad que el vino es pura clase. Amplio, smooth, integrado, con taninos muy pulidos, sabrosón y también con muy buena retención de acidez. No es una bomba aromática, flirtrea con la sutileza, pero es muy varietal, con cassis, moras, picotas, violetas, y especias estilo regaliz y clavo. Vinazo.
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Miguel Crunia | podéis encontrarme en Instagram como @atlanticsommelier
#14 en el Top 25 Sommeliers en Reino Unido 2023