¿Es el Ribeiro la región vitivinícola demarcada más antigua del mundo?
Ribeiro se encuentra redescubriendo el estilo que antaño le catapultó al Olimpo de los vinos.
⚠️ Os aviso! Este artículo va a ser largo, así que serviros una buena copa de vino y acomodaros bien en el sofá porque hoy quiero haceros eco de la investigación en la que he estado trabajando. Con ella, estoy tratando de volver a colocar a los vinos de Ribeiro en el mapa, intentando causar rebumbio para poder llegar a conseguir desbancar al Douro como la región vitivinícola demarcada (en este término está la clave) más antigua del mundo. Por ello, esta vez sí, os invito a compartir este artículo y expandir la voz por el bien de nuestro patrimonio viticultural 🍷 Os lo he divido en varias secciones para que podéis navegar con más fluidez e, incluso, ir a las partes que más os puedan interesar con facilidad. ¡Vamos a ello!:
Registros históricos
Todo nace a raíz de haberme enterado de que, en 1579, las Ordenanzas Municipales de Ribadavia ya determinaban los lugares y parroquias que podían producir y vender vino en la zona del Ribeiro (llamado entonces Ribadavia), qué prácticas vitivinícolas estaban permitidas y qué sanciones se aplicarían a quienes incumplieran dicha Ordenanza. Esto supone un claro precedente a la figura de los Consejos Reguladores que tenemos hoy en día (es en 1756 cuando el Douro se convierte en la primera región vitivinícola clásica en ser demarcada legalmente, 177 años después de la redacción de las Ordenanzas de Ribeiro).
También existe documentación que acredita que, cuando el Ribeiro perdió el mercado inglés a raíz del tratado entre Inglaterra y Portugal, muchos de los viticultores de esta región gallega se trasladaron al Douro portugués en un momento en el que los británicos empezaban a invertir dinero en plantar nuevos viñedos en esa zona.
Esto está documentación está en el “Tratado del Vino Portugués” escrito por John Croft en 1787, donde se afirma, al inicio del libro, que los vinos portugueses comenzaron a introducirse en Inglaterra principalmente durante el gobierno de la reina Ana (1702-1714) y que antes se importaban los de Ribadavia. Así, una vez terminadas las relaciones comerciales entre españoles e ingleses, los gallegos se trasladaron al Douro, aplicando, naturalmente, todo su conocimiento acumulado para construir los viñedos en terrazas del Douro (los famosos socalcos).
Al final se menciona también que, en 1732, los vinos de Oporto no se consideraban lo suficientemente ricos, por lo que se mezclaban con los finos vinos gallegos llamados “Ribadavias”. Se desconoce hasta cuando se mantuvo la costumbre de mezclar el vino de Porto con el de Ribeiro, pero ésta ya se habría perdido a finales del siglo XVIII, que es cuando John Croft publicó su libro.
¿Dónde estamos?
Situado en el suroeste de Galicia, a unos 40 km del Océano Atlántico, Ribeiro se divide de manera simplista en 3 valles cortados por 3 ríos (El Avia, el Miño y el Arnoia). La realidad es que el Ribeiro es mucho más compleja ya que son más de 20 los ríos que la atraviesan, creando pequeñas subregiones con microclimas muy diversos, convirtiéndose, así, en una zona de transición entre la Galicia de costa y la de montaña, marcado por un clima cálido y húmedo que se ve suavizado por la influencia Atlántica.
Esa proximidad al Océano debería dejar una mayor impronta sobre el carácter de los vinos, sin embargo, la orografía que limita la denominación al Oeste y al Norte, llena de pequeñas sierras y colinas, ejerce un importante efecto protector; permitiendo así que la maduración alcohólica se desarrolle paralelamente a la maduración fenólica.
Si son las montañas las que constituyen una barrera natural que la aísla de la influencia marítima, son los ríos los que ejercen una fuerza contraria moderando las temperaturas, convirtiéndose en una especie de organismo endógeno de autorregulación.


Viticultores desde el siglo II a.C.
Gracias al historiador griego Estrabón y a los restos encontrados de varios lagares líticos (antiguas construcciones utilizadas para prensar la uva) sabemos que los inicios de la elaboración del vino en la zona se remontan al siglo II a.C. Las invasiones germánicas supusieron un fuerte retroceso, aunque no desapareció la riqueza de variedades que ya se asocian a aquella época. Será la llegada de los monjes benedictinos y cistercienses la que suponga un cambio cualitativo.
Durante esta etapa, las órdenes eclesiásticas gallegas instalaron fincas y prioratos en el Ribeiro para abastecer sus bodegas de vino que poder consumir durante todo el año. Los monasterios fueron los grandes impulsores de la recuperación del viñedo, replantando las variedades autóctonas que ya existían en esta zona. Algo similar ocurrió con las familias aristocráticas que, interesadas en adquirir viñedos desde el siglo XI, dieron origen a grandes y medianas propiedades de tierra.
A pesar de que el comercio y el aprecio por los vinos del Ribeiro eran más que florecientes en esta época, no sería hasta el saqueo de la ciudad de Ribadavia por el ejército del duque de Lancaster en 1386 que se viviría un trampolín internacional, gracias al buen gusto que estos vinos dejaron en la nobleza y las tropas inglesas.
Ribadavia también se introdujo en los puertos europeos más importantes de la segunda mitad del siglo XIV tras la crisis temporal provocada por la peste negra en el suroeste de Francia, provocando la ruptura del monopolio de los vinos de Burdeos. Desde entonces, los vinos de Rivadavia han sido entendidos como sinónimo de lujo y calidad.
Durante los siglos de oro que siguieron (del XV al XVIII), fueron especialmente los comerciantes ingleses los que llegaron a estas tierras o tuvieron representantes que se encargaban de adquirir el vino que luego sería transportado en barco navegando por el Miño, o a través de la figura de los "arrieros" (persona que transportaba vasijas de cuero llenas de vino a lomos de una mula) hasta los puertos de Pontevedra, Vigo o Baiona, desde donde zarpaban las expediciones con destino Inglaterra.


Los ecos de Ribeiro
Incluso los literatos clásicos del Siglo de Oro de la literatura española se hacían eco de las virtudes de los vinos del Ribeiro (por ejemplo, Cervantes mencionaba en su Licenciado Vidriera los vinos de Ribadavia). Los vinos de Ribeiro fueron conocidos, no sólo en toda la península, sino que su fama llegaba hasta Italia, Flandes, Francia, Alemania e Inglaterra; en gran parte gracias a esa ruta comercial en la que se convirtió en el “Camino de Santiago”. La calidad de los vinos del Ribeiro era innegable, de modo que en Ondarribia (Guipúzcoa), en 1584, los vinos de Ribadavia se vendían al doble de precio que los vinos de Burdeos.
Como es bien sabido por todos, 1492 llegó una expedición española al Nuevo Mundo. Su impulsor fue Cristóbal Colón, que embarcó uno de los vinos más apreciados de su época, convirtiendo, así, al Ribeiro en el primer vino que cruzó el Atlántico y, por tanto, en llegar a América (algunos documentos del Archivo Nacional de Simancas acreditan la presencia del vino Ribeiro a bordo de las carabelas de Colón).
La importancia que adquirieron los vinos de Ribeiro fue tal que comenzó a surgir su comercio clandestino, dando lugar a muchas transacciones con vino del Ribeiro falsificado. Precisamente es en esta época cuando se redactarían las citadas Ordenanzas de Ribadavia con el fin de regular, garantizar y proteger tanto su calidad como su zona de producción.
Desde este humilde púlpito, quiero hacer un llamado a profundizar en este hecho para poder reconocer oficialmente al Ribeiro como la región vitivinícola demarcada más antigua del mundo.
La presencia de compradores ingleses en la zona está documentada hasta finales del siglo XVIII, cuando se supone que dejarían de comprar los vinos del Ribeiro, trasladando su negocio al Douro portugués como consecuencia directa de los enfrentamientos que mantuvieron con España. El recuerdo de aquellos compradores británicos permaneció en el Ribeiro hasta hoy, e incluso a mediados del siglo XIX, varias bodegas conservaban tinajas con los sellos que utilizaban algunas empresas inglesas para marcar las barricas que elegían en función de la calidad del vino.
La recuperación de Ribeiro
Posteriormente, en el siglo XIX, con la desamortización y el abandono de los monasterios por parte de las órdenes religiosas, se produjo también un declive del vino provocado por la llegada del odio, el mildiu y la filoxera desde América. Cuando Ribeiro empezó a recuperarse, dos fueron las variedades elegidas para la restauración de los viñedos, ambas muy productivas y ajenas a la zona: la Palomino y la Alicante Bouschet (Garnacha Tintorera).
Tras la Guerra Civil Española, la mejora de las comunicaciones (primero con el tren y después con el desarrollo de la red de carreteras) incrementó considerablemente las ventas de vino. Los años sesenta y setenta fueron buenos tiempos económicos, sin embargo, la producción empezó a bajar a partir de entonces porque pocas personas se quedaron trabajando en los viñedos debido a la fuerte sangría migratoria provocada por aquellos jóvenes que se trasladaban desde las zonas rurales hacia las ciudades en busca de una prosperidad que el campo no ofrecía.
La viticultura se siguió haciendo de forma muy tradicional, mayoritariamente para consumo propio dentro de las adegas (“bodegas” en gallego) familiares. Los finales de los 90 y el principios del siglo XXI nos dejaron la modernización de grandes cooperativas y bodegas. Hoy en día nos encontramos en un lugar muy emocionante, con una generación joven que regresa para recuperar las variedades autóctonas del Ribeiro, para hacer productivos viejos viñedos históricos abandonados y para revivir el antiguo estilo perdido de los vinos del Ribeiro.
¿Por donde pasa el futuro del Ribeiro en el Siglo XXI?
La historia de Ribeiro es bastante especial pero su orografía lo es aún más. Sus paisajes agrestes han obligado al hombre a construir cientos de muros de contención, los ya citados “socalcos”. Estas construcciones son de vital importancia en esta tierra sinuosa de pendientes y constantes ondulaciones sobre suelos ricos en xábrego (granito descompuesto) y arena, generando un riesgo continuo de deslizamientos tras las abundantes lluvias locales.
El minifundio aún reina en sus viñedos. Tradicionalmente, la tierra se dividía entre todos los descendientes en partes más o menos iguales, las cuales se iban, a su vez, subdividiendo con el paso de los años, dando lugar a minifundios extremos. Esto tiene dos consecuencias importantes para el futuro prometedor de esta región:
Por un lado, hay que hablar de la coplantación de distintas variedades en un mismo viñedo. Por dos motivos. El primero era que el vino era considerado un alimento; así pues, las familias plantaban diferentes variedades para asegurarse el poder cosechar al menos una de ellas en caso de afrontar una mala cosecha. La segunda, es que el vino se hacía en la viña. Cada familia plantaba las diferentes variedades en una proporción mayor o menor para poder obtener un vino que les gustase a ellos ya que era lo que iban a consumir durante el resto del año.
Esto ha dado lugar a una de las señas de identidad más importantes del Ribeiro: la poligamia viticultural. Aunque hay viticultores que elaboran vinos monovarietales increíbles, la esencia del Ribeiro está en esas cuvées que mezclan las diferentes variedades que se encuentran en sus viñedos como una forma de respetar el terroir y dejar que el viñedo hable por sí mismo.






La riqueza de esta comarca viene dada por una auténtica huerta de castes (“variedades autóctonas”), destacando la Treixadura, Albilla do Avia, Verdelho Antigo, Lado, Torrontés, Albariño, Godello y Caíño Blanco entre las blancas; y entre las tintas la Carabuñeira (también conocida como Touriga Nacional), Sousón, Zamarrica (también conocida como Caíño da Terra), Caíño Longo, Mencía, Brancellao, Merenzao, Espadeiro, Ferrón, etc. También se pueden encontrar uvas foráneas como la Garnacha Tintorera, la Tempranillo, la Moscatel de grao miudo o la Palomino (también conocida como el Jerez), que son fruto de esas replantaciones a mediados del siglo XX.
Este paraíso minifundista, es el que me hace soñar con que se pueda empezar a hablar de una posible clasificación de los viñedos en el Ribeiro. El ya mencionado factor de transición climática junto con las diferencias microclimáticas entre los 3 valles que componen esta DO (Avia, Arnoia y Miño), la demarcación de sus pueblos, la diferente orientación de los viñedos individuales, la edad de sus cepas , y los tipos de suelo encontrados, nos invitan a avanzar en esta dirección. Sería una tontería no aprovechar esta oportunidad.
¿Quién lidera esta recuperación?
El florecimiento del Ribeiro es indudable, por también me gustaría aprovechar este escrito para dar visibilidad al trabajo de esos artesanos que están elaborando vinos personales que hablan de origen:
Jorge Pérez (Bodegas L'Ombre), Antonio Míguez Amil (Boas Vides), Luís Anxo Rodríguez, Cume do Avia, Pilar Higuero (Lagar de Sabariz - A Pita Cega, fuera de la DO por unos ridículos límites burocráticos), Xulia Bande, Iria Otero, Bernardo Estévez, X.L. Sebio, Iago Garrido (Facenda Augalevada), Adega do Demo, Bodegas El Paraguas, O Morto Wines, Amando González y Viña Meín - Emilio Rojo entre otros.
Los vinos del Ribeiro son lienzos capaces de captar el mosaico de diversidad que son estas tierras, convirtiéndose en su día en el equivalente para España de lo que hoy representa la Borgoña para Francia. No dejemos que esto vuelva a derrumbarse como un castillo de naipes.
🍷
Miguel Crunia | podéis encontrarme en Instagram como @atlanticsommelier
#14 en el Top 25 Sommeliers en Reino Unido 2023
Texto que sustenta la existencia de las Ordenanzas Municipales:
Gracias por tanto conocimiento compartido. Me gustaría ver (si ya no lo has hecho) un comparativo entre los vinos del Ribeiro y los de la zona del Douro Português. Del contexto histórico, avanzando un poco más por todos los otros aspectos, como tan bien lo haces.