La campaña de la DO Ribeiro, ¿suena tan bien como la pintan?
La DO Ribeiro ha lanzado una campaña con la que se abren las puertas a volver a caer en los mismos errores del pasado.
Acabo de ver la nueva campaña de publicidad que la DO Ribeiro ha lanzado para promocionar sus vinos en el extranjero. “Suena bien, suena a Treixadura, suena a Ribeiro”. Os dejo el vídeo por aquí, echadle un vistazo y ahora seguimos hablando.
¿Por dónde queréis que empiece?
Esta es una campaña con muchos riesgos asociados. A priori, puede parecer un esfuerzo magnífico por dar a conocer una variedad muy nuestra al consumidor extranjero, asociándola además a un territorio como es el Ribeiro. Hasta aquí bien, Ribeiro = Treixadura; perfecto, lo pillamos.
Como en todo, cuando uno se desmaquilla, empiezan a verse los posibles defectos.
El primero de ellos está en su discurso. No sé yo si al consumidor británico (tierra en la que vivo) le gustará verse representado como el “ignorante” de una sala en la que queda en ridículo delante de otros comensales europeos; sobre todo cuando en el Reino Unido, la Trajadura, se conoce ya bastante gracias al empuje comercial que han hecho desde Vinho Verde. Si traducimos esto a posibles ventas (que es de lo que se trata al fin y al cabo, de que se consuman más Ribeiros), el cliente brit es posible que se lo piense dos veces antes de echarle la zarpa a una botella de Ribei… perdón, de Treixadura en un lineal.
Si transcendemos a una realidad más tangible, lo que más me preocupa es que el Ribeiro se está aún curando de un cáncer reciente que todavía acarrea riesgos de recaída en forma de lecciones aprendidas de las que la DO parece haberse olvidado ya. Y digo esto porque, no hace mucho, el Ribeiro estuvo a puntito de perder todo ese vergel maravilloso de “castes” autóctonas por replantar sus viñedos con variedades foráneas más productivas como la Palomino o la Garnacha Tintorera.
La esencia del Ribeiro es el minifundio, la coplantación y esa riqueza plurivarietal. Si promocionamos sólo la Treixadura, si, seguramente estemos haciendo la vida del consumidor un poquito más fácil a la hora de pedir un vino, pero nos arriesgamos a perder de nuevo lo que tanto nos costó recuperar. Así, las bodegas empezarán a replantar todo con Treixadura. Es normal, es lo que vende. Pasó en Rías Baixas con el Albariño, y si se sigue en esta línea, llegará a pasar aquí.
No señores, no. No podemos permitir que esto vuelva a suceder. Permitidme que corrija la ecuación: Ribeiro ≠ Treixadura.
RIBEIRO = Treixadura, Lado, Torrontés, Verdelho Antigo, Albilla do Avia, Albariño, Caíño Blanco, Godello… (en blancas); y Carabuñeira, Sousón, Zamarrica, Caíño Longo, Brancellao, Merenzao, Ferrón, Mencía, Espadeiro… (en tintas). {entre otras muchas}.
¿Sabéis cuál es la parte irónica de toda esta historia? Que los vinos del Ribeiro fueron en su día los más reputados de toda Europa, vendiéndose a precios que duplicaban el valor de un vino procedente de Burdeos, por ejemplo. Y voy más allá, ya que, tal como afirmo en el link que os voy a dejar, el Ribeiro es la región vitivinícola demarcada más antigua de la historia, sus ordenanzas del 1579 lo demuestran (de las cuales tengo una copia y son la base que sustenta mi artículo): https://www.fionwines.co.uk/post/is-ribeiro-the-oldest-winemaking-region-in-the-world
¿Por qué no exportamos esto al extranjero? ¿Acaso no nos daría más visibilidad en el mercado del vino? No tenemos que dar a conocer una variedad al mundo, sino la región per se, si queremos lograr que se nos tenga en consideración dentro de las grandes cartas de vino y lineares de tiendas especializadas.
Y vosotros, ¿cómo lo veis?
Miguel Crunia | podéis encontrarme en Instagram como @atlanticsommelier
#14 en el Top 25 Sommeliers en Reino Unido 2023