Augalevada, el universo biodinámico de Iago Garrido
Nos adentramos en uno de los viñedos más impactantes del Ribeiro histórico
¡Bienvenidos a Augalevada! Un enclave idílico en pleno corazón del Valle del Avia donde Iago Garrido elabora vinos muy personales.
La trayectoria de Iago empezó hace 15 años cuando, después de que ‘un cruce de cables’ le llevara a cursar un módulo de enología (a pesar de haberse formado como ingeniero agrícola y técnico de alimentos) para acabar haciendo sus primeros pinitos en esto del vino trabajando codo con codo con un sacerdote del Ribeiro. Al cabo de un tiempo, Iago estaba ya preparado para volar solo por lo que empezó a preguntar por la zona si habían algunos terrenos en venta donde poder comenzar su proyecto personal. Por suerte descubrió que en Riobó (concello de Cenlle) estaba en venta Augalevada, un viñedo de 4ha que, en aquel entonces, pertenecía a un particular y, tiempo atrás, al Pazo de Riobó. El resto es historia, naciendo así el proyecto Fazenda Agrícola Augalevada.



En este viñedo conviven variedades autóctonas, blancas y tintas, que crecen sobre un suelo granítico rico en hierro y materia orgánica; mientras que la zona pegada al ‘regato’ es más arcillosa. Desde el primer minuto, Iago, empezó a trabajar de forma orgánica para, pronto, acabar abrazando la biodinámica. Su principal objetivo es proteger y nutrir sus vides con biofertilizantes minerales y elementos naturales endémicos a su entorno natural.
El enclave natural también ayuda a que pueda trabajar de esta manera, ya que Augalevada está aislada por la naturaleza frondosa de la foresta que rodea los viñedos, protegiéndolos de los productos sistémicos que puedan estar usando otros productores.
Iago me comentaba que ese aislamiento es esencial para que tampoco haya contaminación por esporas de hongos porque, hoy en día, la resistencia de los hongos es bestial. Se hacen resistentes a la química que les das por lo que, cuando te atacan, te enfrentas a una suerte de super-hongos y el número de esporas es brutal, por lo que te producen unas mermas en la producción bastante gordas.
Cuando se hizo cargo de esta impresionante parcela, había 7.000 cepas de Treixadura. Hoy en día, sólo quedan 8 de esas cepas como mero indicador natural de los ataques fúngicos ya que, la Treixadura, es una variedad super sensible y suele enfermar antes. El resto de cepas las reinjertó con Agudelo y Lado ya que ambas le dan ese perfil de vinos que a él le gusta, más tensos y verticales, y que la Treixadura no es capaz de darle (una vez pasa de 12.5% de alcohol pierde mucha acidez muy rápido).
De esta finca salen dos parcelarios, uno blanco (Ollos de Roque; 2024 será la primera añada de elaborada sin Treixadura, bueno, con esas 8 cepas) y uno tinto (Ollos de Maia).
Iago también compra uva que utiliza para elaborar sus vinos base. De echo, una de las cosas en las que más ha estado trabajando es en poder traer uva de gente de confianza (como Paco ‘O Rego’, o las primas del Bernardo) que trabajan la viña de una manera responsable y hacen muy buena viticultura. Es por eso que la línea de vinos ‘Mercenario’ se dejan de llamar así para llamarse ‘Ollos’ (ya no se siente tan ‘sucio’).
Las vinificaciones de Iago son sencillas. Los blancos entran con prensado directo, bajando por gravedad a la sala donde se inician las fermentaciones con un pié de cuva en inox. Una vez arrancada la fermentación se envían (de nuevo por gravedad) a una sala subterránea donde terminarán la fermentación en barricas usadas, donde también pasarán su crianza.
Por su parte, los tintos arrancan las fermentaciones en tinos de plástico, buscando maceraciones largas (de unos 40 días) pero suaves (sin extracciones potentes) dejando el 30% / 40% del raspón (el resto se despalilla a mano).
La sala subterránea donde reposan las barricas es casi como la cueva de Batman. Una sala oscura, sin perturbaciones de ningún tipo, donde todos los vinos descansan pacientemente bajo un velo de flor bastante fino (más al estilo del Jura que de Jerez) que mantiene los vinos en un ambiente reductor, obteniendo vinos más secos y punzantes. Como curiosidad, Iago dejó de una vez por todas el uso de ánforas para centrarse únicamente en barricas de roble usadas, por lo que, a partir de la añada 2023, no se elaboran vinos en tinajas de barro.



¿Cómo son los vinos de Iago?
He tenido la suerte y la oportunidad de trabajar con sus vinos desde hace bastantes años, ya que siempre los encontré muy versátiles a la hora de introducirlos en menús maridaje. Aquí en Escocia ese juego que me traía Iago con esas volátiles al límite del bien y del mal que daban vinos muy afilados a la par que con una personalidad apabullante podía resultar bastante controversial, sin embargo, el jugar con los maridajes facilitaba la tarea de promover su trabajo. Lo que he visto durante estos años es una evolución increíble hacia un refinamiento que no deja de perder su naturalidad, dando vinos que siguen buscando esa verticalidad y tensión pero con mucha más entereza.
Después de haber jugado en bodega a catar las diferentes castes por separado para poder entender su naturaleza, volvimos a su sala de catas (con vistas a toda la finca de Augalevada) para catar sus añadas más recientes. Aquí os dejo mis impresiones sobre sus parcelarios:


Ollos de Roque 2021: El 2021 fue una añada bastante fresca, lo que fue bueno para los vinos blancos como este elaborado a base de Treixadura, Lado y Agudelo. Una parte del vino todavía llevaba crianza en ánfora. Es un vino muy puro (manzanas, flores de campo, mirabeles, piel de lima ahumada, granito húmedo e iodo), con cierta cremosidad en boca a la par que mucha vitalidad, reforzada ésta por un punzor agradable característico de la crianza sous voile. La acidez tiene un efecto ‘crunch’ que mola.
Ollos de Maia 2022 es el resultado de la co-plantación de 3 castes tintas como son la Brancellao, la Caíño Longo y la Caíño da Terra. Sorprende mucho su expresividad en nariz, más aromática y concentrada. Quizá sea porque la ‘22 ha sido una añada más cálida pero el vino te inunda con recuerdos a ciruelas, frutas del bosque, polen, helechos, flores de monte y mentolados. En boca no es voluptuoso (al contrario, mola porque es más bien etéreo, fluido y energético) y todavía denota juventud, con un margen de evolución en botella enorme. Está súper bueno.


Iago no sólo elabora en Ribeiro, sino que también trabaja con una serie de parcelitas en Rías y en Monterrei. Son vinos que vinifica en el Ribeiro (siguiendo la misma filosofía de elaboración que os he contado antes) y que me ha parecido interesante compartir con vosotros:
El Areas de Rei 2022 está elaborado con la variedad Doña Blanca que proviene de una selección de parcelas llenitas de cepas de unos 80/90 años en la zona de Infesta (Monterrei) sobre suelos bastante pobres. El vino despliega una austeridad floral arropada por la calidez de la fruta de hueso y dejes anisados. Un vino que te engatusa en nariz. En boca es bastante textural pero con la fluidez que tanto caracteriza a los vinos de Iago y un fondo mineral brillante. Me encanta. Potencial para dar muchas alegrías en el futuro.
Eira Vedra 2022 es un Albariño que saca de una parcelita de la zona de Meaño con cepas viejas de un clon antiguo de esta variedad (de racimo más pequeño y compacto). A pesar de criarse en el Ribeiro su personalidad te sigue transportando al Salnés. Hay mucho recuerdo cítrico, a fruta verde fresca y a camomila, con ese carácter austero y yodado de los Albariños terpénicos con crianza en barrica. En boca es vertical y muy dinámico.
🍷
@miguelcrunia | @atlanticsommelier
#7 Top 50 Sommeliers en Reino Unido 2024
Me encanta que compartas tanto! Gracias mil!!! Pregunta: ¿por qué Iago ha dejado las tinajas? ¿Alguna razón especial en relación a sus efectos en los vinos?