Mi feedback sobre los vinos de Adega A Barouta
Hoy os acerco a como piensa un sumiller cuando evalúa si meter un vino en carta o no.
Los que me seguís desde hace tiempo sabéis ya que soy un gran defensor de los vinos del Ribeiro. Es más que obvio que abogo porque se empuje hacia una jerarquización de la calidad en la región (llámalo zonificación o llámalo ‘x’) para que se ponga en valor el trabajo de nuestros viticultores. El cliente tiene que aprender a discernir donde está la calidad y que, si la quiere, tiene que pagarla.
No obstante, hoy improviso este post porque me he encontrado ante un caso donde (a pesar de que los vinos parten de una buena filosofía, habiendo dos que me han gustado bastante) la estrategia de precios no refleja lo que uno se encuentra en copa. Se han pasado de frenada. A veces sucede y, en este caso, es entendible aunque yo, personalmente, no la comparta. Os explico.
Se trata de los vinos de Adega A Barouta, proyecto que tiene sus viñedos esparcidos por el Ribeiro histórico, en el Valle del Avia. Es posible que muchos todavía no estéis familiarizados con ellos puesto que empezaron a montar el negociado allá por el 2019 y llevan comercializando sus vinos desde hace pocos años.
Detrás de esta bodega nos encontramos con varios nombres con solera como el de Javier Alen (quien estuvo detrás de Viña Meín hasta que la vendió al grupo Alma de Carraovejas) y los chicos de Comando G (Fernando y Dani) quienes pusieron a Roberto Nuñez (que fue con quien caté) como responsable de lo que pasa en el día a día tanto en viña como en bodega.
Más que como periodista o bloguero, hoy os hablo desde el punto de vista de un sumiller, profesión a la que me dedico desde hace más de una década. Los vinos los pude catar en una feria organizada por su importador, por lo que me ha parecido interesante transmitiros como pensamos a la hora de evaluar si un vino merece la pena meterlo en carta o no, así que de lo que va esto hoy es de una cuestión de calidad/precio.
Vinos catados:
Según me contaba Roberto, para él lo importante es cuando se cosecha y, a la hora de elaborar sus vinos en bodega, les gusta trabajar en un ambiente oxidativo.


La línea base, sus Ventoleiro (no les saqué foto), provienen de uva que compran a viticultores locales a quienes Roberto dirige dándole las pautas sobre la forma en la que quiere que se hagan las cosas.
1. Ventoleiro Blanco, 2023
80% Treixadura, 20% Albariño. Un vino bastante varietal, con un perfil de fruta de hueso bastante concentrada en nariz y un deje ligero de volátil que no me molesta. Fluido, bastante grácil y con la textura justa. No es demasiado largo, ya que le falta algo de profundidad, pero es decente.
2. Ventoleiro Tinto, 2023
Mezcla de variedades como la Caíño Longo y la Brancellao para darnos un vino vertical y algo tensito. Aunque es gallego en nariz (aromas a bosque, grosellas, fresas silvestres, anisados y tierra) todavía lo encuentro algo lácteo. Se me queda crudito en términos de madurez, necesitando un poco de reposo en botella en pro de una mejor integración.
Ambos son vinos que están bien pero que a £24.75 (el primero) y £24.90 (el segundo) de precio de compra se me haría muy complicado meter en carta, sobre todo dada la naturaleza de estos vinos, siendo más inmediatos y aptos para un ‘copeo’ de calidad. Os explico, que estos vinos se compren a esos precios significa que, tras añadirle el IVA y el margen de beneficio del restaurante/wine bar, el vino sale al público final a £100 en sus cartas y, en tienda, a £44. Aquí es cuando se me quitan un poco las ganas ya que va a costar pico y pala vender un vino de dicha naturaleza a este precio porque va a crear unas expectativas al cliente que, este, no se va a encontrar en copa.
Pasamos ahora a la línea de los parcelarios. Ya os avanzo que son vinos que me gustaron bastante, pero estamos en las mismas.
3. As Penas, 2020
Esta es una cuvée que se saca de un viñedo propio con más de 50 años donde hay varias variedades co-plantadas como la Treixadura, la Albariño, la Loureiro, la Caíño Blanco, la Agudelo, y alguna otra. Se fermenta y envejece en madera durante unos 16 meses. Es un vino de perfil algo más oxidativo, con ese punto a manzana magullada, pero que sigue manteniendo buena concentración varietal (paraguayos, mirabeles, claudias, flores blancas, camomila, y algunos dejes herbales como la hoja de limonero o la salvia). Tiene fluidez y buena tensión. Un vino con potencial de guarda al que la evolución le va a sentar como anillo al dedo.
4. O Penedo, 2021
Es un blend de dos variedades, la Brancellao y la Caíño Longo en un fifty-fifty. Sale de un viñedo en Leiro que tiene un penedo (una gran roca) de granito en medio y que les recuerda un algo al paisaje que Comando tiene en Gredos. También se pasó unos 16 meses en fudre. Es un vino demasiado joven, con mucha vida por delante, del que recomiendo que le deis unos añitos de reposo en botellero para que se exprese. Recuerdos a eucalipto, chimenea, barro cocido, mentolados, setas, tierra, y moras silvestres. Tiene buena textura, el tanino no desentona y mucha energía que se tiene que integrar porque pasa de manera tajante por el paladar.
Ambos molan mucho. Para ser los primeros pinitos que hacen en el Ribeiro se les ve mucho potencial y va a merecer seguirles la pista de cerca. Sin embargo, en este caso, volvemos a estar en las mismas. El precio de compra sin IVA del As Penas a través de su importador es de £44.50 (lo que se traduce en £78 en tienda y £178 en restaurante/wine bar) y el del O Penedo es de £57.90 (£103 en tienda y £230 en restaurante).
A pesar de la fama y el peso que puedan tener tanto los chicos de Comando G como Javier Alen, me parece que dicha reputación no justifican los precios con los que nos encontramos estos vinos aquí en el Reino Unido, sobre todo al ser un proyecto que está empezando a rodar. No digo que no me parezca bien que pongan en valor tanto su trabajo como el territorio en el que están trabajando, o que quieran recuperar la inversión grande que seguramente hayan tenido que desembolsar. Bajo mi punto de vista, todavía es demasiado pronto para hacerlo a esos niveles. Qué los vinos están muy buenos es innegable, pero tampoco están al nivel de hacer pagar esos precios al cliente final porque, y me vuelvo a repetir, lo que se va a encontrar en copa aún no alcanza ese nivel.
Que no se me malentienda, no pretendo con este artículo que cambien su política comercial (cada uno es libre de hacer lo que quiera, sobre todo cuando muchas veces depende más de los márgenes del distribuidor que de los precios a los que sale el vino de bodega) si no que me parecía interesante el que vieseis a través de los ojos de un sumiller, la forma de razonar que a veces tenemos que tener al enfrentarnos a un vino (aplicando márgenes standard que aplican tanto tiendas como restaurantes y bares de vinos).
Aunque me convenza su discurso, me guste el pedigree de quienes están detrás y me parezca que sus vinos están ricos; a veces un simple detalle como un precio calibrado al alza puede hacer que se derrumbe el castillo de naipes para muchos. ¿Vosotros los habéis catado? Los que estéis en España imagino que tendréis unos precios más razonables, pero me gustaría saber lo que pensáis.
Como siempre, graciñas por haberme dedicado un ratejo de vuestro tiempo.
🍷
#7 Top 50 Sommeliers en Reino Unido 2024
Me parece muy interesante el tema de la relación calidad/precio. Conozco la zona y a Javier Alén, una persona que ha puesto empeño y generosidad en recuperar viñedo histórico en el Ribeiro, un ejemplo para muchos. Las viñas están en lugares muy interesantes, para hacer grandes vinos. Serían viñedos para estar en la parte superior de una clasificación en el Ribeiro.